Opinión

Rovira en Twitter

ESTIMADO DANI Rovira: vaya por delante que a mí sí me gustó tu trabajo en la gala de los Goya. Estuviste más que bien y, sobre todo, aguantaste doscientos minutos de directo, que son muchos minutos. No merecías la avalancha de tuits faltones que recibiste. En realidad ¿alguien merece un linchamiento tuitero? La respuesta es no. Es duro que los insultos a voleo hagan de ti una noticia. Y, sin embargo, el escrache en redes sociales está a la orden del día. Lo que pasa es que habitualmente sus víctimas no son actores famosos, sino otro tipo de personas de un perfil que poco tiene que ver con esa izquierda exquisita, con la mal llamada bohemia. Sorprende que el damnificado no sea un político de los llamados de derechas o un periodista de la prensa conservadora, sino un actor conocido, un honrado miembro de la progresía, uno de los nuestros. Dices que no te ha merecido la pena presentar los premios, y lo entiendo. Las redes sociales, amigo Rovira, no toleran bien el éxito, ni la fama, ni todo el dinero que habrás ganado con tus dieciséis benditos apellidos. Cuando no existía twitter, la gente rumiaba en silencio el dolor de la envidia. Ahora agarran el móvil y te convierten en trending topic. Tu queja es tan amarga como justa, y entiendo que hagas un corte de mangas a todos aquellos que te vituperaron. Consuélate pensando que no eres el único a quien se trata injustamente: hace unas semanas, Cayetana Álvarez de Toledo –una de las más brillantes cabezas que ha tenido el PP y a la que, evidenciando la mediocridad del partido, siempre condenaron a un papel secundario– fue machacada y ridiculizada hasta el absurdo tras escribir un mensaje dirigido a Manuela Carmena. Ella también se dolió públicamente del acoso tuitero, pero mientras tú recibes palabras de  ánimo, Cayetana se comió otra andanada de insultos. Porque aún hay clases, meu. Ojalá se te pase el disgusto y vuelvas a los Goya el año que viene. Nadie, estoy segura, lo hará mejor que tú.

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