Opinión

Los cuerpos normales

EN ZARAGOZA, Podemos ha prohibido publicar un calendario de bomberos, porque no refleja “la pluralidad que existe en la sociedad”. El calendario, por cierto, se hacía con fines benéficos. No sé si los apagafuegos aragoneses encontrarán otro modo de recaudar fondos, o si se dedicarán a buscar entre sus amistades a calvos barrigones para hacer fotos más acordes a la dura realidad. No van a vender ni uno, claro, pero al menos se ponen a salvo de los ofendiditos. Son las cosas de Podemos y sus alrededores, que querrían vernos a todos iguales, todos feos, todos desdentados, todos gordos, qué se yo. Tampoco entiendo muy bien la obsesión por reflejar la pluralidad de la especie: el calendario no se hace para probar que en este mundo hay de todo, que eso ya lo sabemos, sino para enseñar que en el planeta tierra existen algunos hombres que están mejor que los demás. Acabo de regresar de un paseo y me he cruzado con hombres de todo pelaje. Encontré a hombres feos y a hombres guapos, a hombres altos y a hombres bajitos, jóvenes y viejos. Tuve enfrente a uno que muy bien podría salir en el calendario de marras, Dios lo bendiga, y a otros muchos que, siendo del montón, tenían algo que los volvía atractivos: unos bonitos ojos, una espalda ancha, unos hombros bien dibujados... No sé cuántos de esos hombres serían capaces de superar la censura podemita. Tal vez todos. Tal vez ninguno. Pero sé que las personas corrientes, como yo, encontramos un placer perfectamente sano en contemplar la belleza, y preferimos ver en el mes de enero a un tipo bien plantado que a uno con pies planos y pasado de kilos. Este año, los bomberos de Zaragoza se quedan sin hacer el calendario. A ver si hay suerte y el año que viene hay al frente del consistorio maño un grupo de personas libres de complejos absurdos. Quizá la explicación es esa: que a toda esa tropa le molesta que haya tipos guapos campando por el mundo y presumiendo de cuerpazo desde las páginas de un almanaque. 

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