LA INFORMACIÓN habría sido propia de El mundo today, - una publicación humorística que se inventa noticias imposibles – pero estaba firmada por Fernando Lázaro, que es un periodista serio hasta cuando habla en broma: Bildu mandó un escrito a Trump felicitándolo calurosamente por su victoria. Ahí es nada. Los chicos de la independentzia haciendo la ola al malvado imperialista yanqui. Y no se crean que es un telegrama de dos líneas, no señor: le mandan una carta en la que trasladan al embajador americano "nuestra absoluta disposición… a seguir trabajando y cooperando con el nuevo gobierno de Estados Unidos". No sabía yo de la estrecha cooperación que se traen los americanos y los bildutarras, pero me tiene perpleja el saber que existe. En ese caso, no entiendo como dejaron a Otegi en tierra cuando iba a viajar a Cuba para el funeral de Fidel, pues los americanos no quieren a determinados individuos ni siquiera en su espacio aéreo. Tengo que reconocer que me reí muy a gusto imaginando a Otegi en el aeropuerto con el pasaporte, la maletita y la guayabera de luto, listo para hacer de plañidera en el entierro del dictador, siendo informado de que los americanos no quieren verlo ni a quince mil pies de distancia, que así se las gastan allí con los que siguen considerando terroristas. Bien pensado, la cariñosa carta que Bildu mandó al presidente electo es un gesto bonito y de buen perder, una prueba de humildad y sana modestia en la derrota. Así que ya lo saben: Bildu está dispuesto a colaborar con Trump en lo que haga falta. Habrá que ver en qué se sustancia tanta mano tendida y tanto buen rollito, y también la cara que se le queda a Trump cuando se entere de qué es Bildu. Pero eso es ya parte de otra historia. Como es Navidad quiero quedarme con lo bonito de este asunto. Que sepa, don Donald, que los amigos de Otegi no le guardan rencor aunque su administración le chingase al pobre Arnaldo las vacaciones cubanas. Así son ellos. Qué señorío.
