Opinión

Entrar dando voces

PARA PONER este artículo en contexto, empezaré diciendo que pasé siete años en la complutense y no tengo ni idea de dónde está la capilla. No soy una persona religiosa, y el hecho de tener un templo en mi universidad no me sirvió de nada. Tampoco el que hubiese un campo de rugby o un local para la asociación de estudiantes. Pero nunca se me ocurrió pedir que cerraran la una o los otros, porque me consta que había gente que los usaba y a la que servían de ayuda. La convivencia es entender que somos distintos. El civismo, que hay cosas que a ti no te gustan pero que tienen que existir porque gustan a otra gente. Por suerte, hay muchos que viven bajo esa premisa. Luego hay otros como Rita Maestre que cree que cuando algo no va con ella tiene derecho a exigir su desaparición, por las buenas o por las malas, y por eso entró con otras señoritas asilvestradas en una capilla amenazando con darle candela y profiriendo insultos. Manuela Carmena, mi alcaldesa, se empeña en englobar su acción dentro de una protesta feminista, pero no entiendo la relación entre la protesta y la ofensa.

Si hiciésemos lo mismo que Rita Maestre, es decir, tomar por asalto aquellos lugares cuya existencia no nos hace felices, andaríamos a palos todo el día

Si un colectivo de mujeres se reuniese en un local de la facultad y entrasen una docena de señores con correajes dando voces y mandándolas a fregar, no englobaríamos tan repugnante comportamiento dentro de la categoría de activismo. No creo que sea peor insultar a una feminista que a un católico practicante: es exactamente lo mismo. Al final, lo que se está haciendo es faltar el respeto a las convicciones de una persona. Si todos hiciésemos lo mismo que Rita Maestre, es decir, tomar por asalto aquellos lugares cuya existencia no nos hace felices, andaríamos a palos todo el día. Cuando estaban en la facultad, Maestre y sus amigos también se reunían en dependencias universitarias. Que yo sepa, no entraron en ellas veinte curas a anunciarles el advenimiento del infierno cuando estaban allí congregados, seguramente urdiendo alguna mamarrachada como la de la capilla.

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