Opinión

Disfrutando de mi agosto

LA DIPUTADA de Ciudadanos y periodista Marta Rivera de la Cruz, número tres en las listas del partido naranja para el 26-J por Madrid, continúa disfrutando de su agosto en casa». Es el texto de un reputado diario digital, pero al leerlo me dio la sensación de que había abierto el Hola. La expresión «continúa disfrutando de su agosto» me hace evocar un largo veraneo de despertares tardíos y aperitivos en un chiringuito, tardes eternas mirando al mar, barbacoas en la playa y alguna que otra fiesta de tiros largos. Vamos, la clase de verano que hace mucho tiempo que no disfruto y que, desde luego, no se parece en nada al que estoy disfrutando. Estuve en Madrid hasta el cuatro de agosto. Luego viajé a Lugo para pasar unos días familiares, pero el día ocho estaba volando a Madrid para participar en una reunión importante (si alguien cree que me lo invento, hay documento gráfico). Luego tuve otras citas de trabajo en el Congreso, y el jueves volví a casa para compartir con mi familia tres miserables días que pasé colgada el teléfono, preparando documentos y leyendo unos papeles tan infames como lo que tengo que descifrar en febrero, el abril o en pleno noviembre. Ahora estoy en Madrid dándole a la tecla y añorando aquellos veranos de la adolescencia, que duraban tres meses, aquellos meses de finales de julio, agosto y septiembre despreocupados y felices, donde la máxima preocupación era elegir entre el cono de vainilla y el helado de palito y escoger la música que sonaba en el casette y el color de las alpargatas de esparto, y convencer a los padres de una moratoria para la hora de llegar a casa. Crecer es también quedarse sin verano. Y ahora, con su permiso, voy a seguir disfrutando de mi agosto ante el ordenador y esperando la próxima llamada y a imaginarme unas vacaciones de verdad, con sus quince días y sus noches, y el ordenador sin salir de su funda, y el teléfono metido en un cajón, y la perspectiva del regreso al trabajo todavía lejana.

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