Opinión

Cosas de Hollywood

HE VISTO media docena de veces, entre sorprendida y fascinada, la esperpéntica entrega del Oscar a la mejor película de 2016: entre la perplejidad de Beatty y la irrupción en escena de un atribulado notario que enmendó el entuerto transcurrieron los segundos más largos en la historia del Tío Óscar. El momento pasará a la posteridad, se convertirá en pregunta de trivial – “¿quiénes fueron los actores que en 2017 se equivocaron al proclamar a 'LaLaLand' como ganadora del Oscar?” – y será una y mil veces evocada por amantes de las anécdotas, que presumirán de haberlo visto en directo. La culpa, dicen, es de PWC, que entregó el sobre equivocado, pero la verdad es que Beatty y Dunaway también tuvieron lo suyo: él pestañeó ante el tarjetón sin saber muy bien qué hacer (supongo que eso es lo que pasa cuando ves que en vez de “mejor película” pone “mejor actriz”), y luego, muy caballeroso, le pasó el papel a su compañera en el escenario para que se comiese ella el marrón. La escena habría sido de película cómica de no ser porque sobre las tablas había todo un equipo intentando llevar con elegancia el jarro de agua fría que les acababa de caer encima por la falta de celo de unos y otros. Me pregunto qué tenía en la cabeza el productor de 'LaLaLand' cuando asumió la tarea de enmendar el error elefantiásico de Bonnie, Clyde y Pich Waterwatch Cuper (Pablo Iglesias dixit) , pero creo que nadie le culparía si tuviese ganas de estrangular a alguien: en un solo instante había pasado de la gloria al ridículo, del triunfo a la nada. Como dice el bolero, pasarán más de mil años, muchos más, y se seguirá recordando la garrafal metedura de pata de los Oscar de este año. Y ¿saben qué? En un futuro olvidaremos los nombre de decenas de películas que ganaron un Oscar, pero 'Moonlight' y 'LaLaLand' serán recordadas eternamente por el patinazo que unió sus destinos. No se olviden: esto es Hollywood, y todo está hecho del material de los sueños… o de las pesadillas.

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