Opinión

Boxing Day

EL 26 de diciembre, los países de la Commonwealth celebran el llamado Boxing Day, literalmente "día de los paquetes" Esta festividad tiene su origen en la época victoriana, cuando las familias pudientes celebraban la Navidad con festejos que impedían a los criados tomarse el día de asueto. Se decidió así dar a los sirvientes una jornada de vacaciones el día 26, y tradicionalmente se les entregaba una caja con pequeños regalos, y a veces, restos del banquete del 25. Estos días, los semanales de los periódicos bucean entre las tradiciones navideñas de otros países, y suelen coincidir en ensalzar la costumbre finlandesa de regalarse libros en Nochebuena y luego pasar la noche leyendo en familia.

Qué quieren que les diga, hay muchos días en el año para observar tan civilizada costumbre. Me quedo con la nochebuena tradicional en la mayoría de los hogares españoles, con la mesa llena de comida como para un regimiento y los niños cantando villancicos (o reguetón) mientras el abuelo propone jugar al tute y la abuela da las primeras señales de estar piripi tras tomarse copa y media de anís del mono.

Compárenme la escena de un salón con críos corriendo, un adulto bailón apartando las sillas para echar un pasodoble, un cuñado discutiendo con otro por algo que no tiene la menor importancia, el hermano mayor abroncando al pequeño porque ha estado a punto de romperse la crisma con un juguete, la abuela cantando copla, la madre amenazando con pasar cinco días comiendo sobras, que ya avisó ella que eran muchos platos, y el padre diciendo a voces que se ha fundido una luz del nacimiento, con la de una casa sumida en el silencio mientras la familia lee sin dirigirse la palabra.

Me van a perdonar, pero me quedo con lo nuestro, con los atracones, el bullicio, hasta las pequeñas peleas. Y hoy, que es 26, también tenemos el día de los paquetes, mientras recogemos los envoltorios de los regalos. No nos privamos de nada.

Felices navidades, que aún quedan días.

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