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Que sea algo como el caos

Título: The good fight.
Creadores: Michelle y Robert King.
Reparto: Chirstine Baranski, Rose Leslie, Cush Jumbo.
Cadena: CBS.
Calificación: ●●●○○

THE GOOD fight es lo mismo que The good wife pero cambiando un poco los personajes. Es comprensible. Funciona. Y si algo funciona para qué vas a andar transformando cosas. Lo mejor que se puede decir de ella es que es solvente, o sea, muy entretenida, muy bien documentada —buscan una permanente conexión con los temas de actualidad, con los conflictos sociales, con los problemas de la realidad, y eso es bueno porque le aporta verosimilitud y empatía a las historias—, bien interpretada y bien realizada. Tampoco es que se pueda pedir más. Pero en caso de que lo hagamos, lo que quizá suceda es que esta fórmula tan estupenda nos resulte un poco aburrida. Nos comience a sonar como a algo ya visto, demasiado visto.

Es evidente que la apuesta por las tres protagonistas es una declaración de intenciones y es de agradecer que se construyan personajes femeninos dignos. Sin embargo, en el fondo, me resulta sospechoso y ligeramente molesto aludir a este tipo de detalles reivindicativos. Que son necesarios, sí, y correctos. Pero lo que me gustaría de verdad es que la serie en cuestión te impidiera levantarte del asiento, fuera quien fuese la o el personaje principal. Que la historia fuese tal que te dejara en un estado de shock permanente, que te obligara a preguntarte muchas cosas distintas a la vez, que te impulsara a querer saber más —de lo que ocurrirá en el siguiente capítulo y de lo que acontece y acontecerá en general, en el mundo—; que te impidiera, en ocasiones, dormir a pierna suelta con la mente en blanco; que te despertara la curiosidad por las cosas más nimias, que nunca se tiene la certeza de lo que hay detrás de cada idea, de cada objeto, de cada ser.


Detrás de una serie hay esa historia que puede que sea tu historia


Me gustaría que la historia que ves en esa pantalla se hiciese leve o brutalmente tuya, que pensar en ella suponga pensar en ti, que seguir la trama signifique atravesar mágicamente por tu propia circunstancia. Sería deseable verte a ti en muchos personajes, entender y detestar lo mismo que ellos, descubrir que las piezas que los conforman se repiten, una a una, en tu interior. Incluso sería sorprendente —y hasta gracioso— que lo que no entiendes de ti lo descifres perfectamente en un ser ficticio. Al fin y al cabo todos estamos metidos en la mente de alguien inteligente y que escribe de un modo maravilloso.

Por gustar, me gustaría una ligera obsesión, saludable, pero sutilmente molesta; una especie de fuerza que se te agarra y te imposibilita seguir con tu vida normal. Como si la vida de antes de la serie ya no te sirviera tanto, como si ya no se acomodara del todo a ti, a lo que eres ahora —eso que todavía no sabes definir, pero que sientes—.

Toda historia profundamente seria y seriamente honda en su concepción (no importa el género) te transforma de alguna manera. De pronto, ves lo que no veías; quieres lo que no querías; encuentras lo que nunca hubieras imaginado encontrar. Toda buena historia te mueve, te remueve, te conmueve y, si tienes suerte, retuerce con suficiente brío lo que hay en ti de acomodado, de falso, de cobarde, de injusto. Si tienes suerte, una historia brillante iluminará algo en ti que no conocías o que conocías, pero evitabas.

Detrás de una serie hay esa historia que puede que sea tu historia. No solo eso. Es posible que muchas de las historias que hay detrás de muchas series se conviertan también en tu historia. Puede que muchas sean tú y sean los otros a la vez. Y que repentinamente sientas algo parecido a un escalofrío. Eso es lo que me gustaría. Algo indescriptible. A años luz de la solvencia. No va a ser con esta serie.

Reconstrucción trágica
Vuelve Dkiss y su programa Infidelidades mortales. Con una presentadora que nos adentra en historias siniestras sobre canas al aire que acabaron en el cementerio. Está muy bien porque te viene con todo, quiero decir, que tienes a los amigos y familiares que recuerdan cómo era el/la difunto/a, te hacen una reconstrucción narrativa muy completa, la cámara te lleva al lugar de los hechos... Como una peli, pero basada en algo real, que es lo que le da el toque de gracia, ¿no?

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