Opinión

Me caes bien, Pablo

Pablo Laso, durante su época de jugador del Caja Álava. ARCHIVO
photo_camera Pablo Laso, durante su época de jugador del Caja Álava. ARCHIVO

Me caes bien, Pablo. Tal vez sea porque me encantan esos tiempos muertos en los que te desgañitas dando órdenes mientras tus jugadores vuelven a la pista como ajenos a tus palabras. Me gusta también cuando te cabreas, cuando cambias de color. Me caes bien, Pablo, porque eres auténtico. Pero lo siento, estamos en guerra.

Me caes bien, Pablo, porque has triunfado como entrenador del Real Madrid cuando nadie nada un duro por ti. En España estamos más tranquilos si en el banquillo hay un tipo cuyo apellido termina en ic, pero tú te has hinchado a levantar copas. Y además con un juego atractivo, haciendo que la atención por el baloncesto creciese en este país. Tienes mucho mérito, pero rezo por tu caída.

Sé que no pasas por tu mejor momento, que el mismo Barcelona al que hace poco destruías cada vez que te cruzabas con él te tiene comida la moral. Tú dirás que no, pero sí. Ya sé que todos los años se habla de que es tu último baile y al final siempre encuentras la manera de que la música siga sonando,  pero este año me da que te estás quedando sin trucos. Te la estás jugando, Pablo. 

Me caes tan bien que he tenido que buscar una razón para que no me des pena en el caso de que el Breogán rompa hoy con la lógica y te deje al borde del desastre. No fue fácil, pero al final la he encontrado. He tenido que ir a buscarla a mediados de los 80. Yo me sentaba detrás de una de las canastas del viejo Municipal, Tendría unos 15 años y ella, siempre detrás de mí, unos 17. ¿Me sigues, Pablo? ¿Te acuerdas de cómo era la vida a esas edades?

Yo sí, perfectamente, como también recuerdo la tarde en la que saliste a calentar al Municipal con el chándal del Caja Álava; con aquel flequillo rubio, tu cara de niño bueno, y ella, detrás de mí, dijo: "Qué guapo es Pablo Laso. Me casaba con él ahora mismo". 

Me caes bien, Pablo, pero como te tumbe hoy el Breogán lo voy a celebrar a lo grande... aunque en el fondo solo sería un empate.

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