Opinión

El último lucense

La muralla de Lugo, a pleno sol.AEP
photo_camera La muralla de Lugo, a pleno sol.AEP

SEGÚN DICE un estudio realizado por gente seria, en el año 2050 las temperaturas jugarán una partida a las damas a nivel mundial por culpa del cambio climático. Londres tendrá la que ahora tiene Barcelona; Madrid, la de Marrakech; Barcelona, la de Adelaida, y Lugo, es de suponer, porque no sale en el estudio, más o menos la de Ourense, que por esa regla de tres alcista pasará a tener directamente la del infierno.

Los que contamos con una edad como para pensar que en 2050 vamos a tener preocupaciones mayores que el calor que haga —estar vivos, por ejemplo— llevamos varios años recibiendo avisos de que la situación es irremediable. El cambio climático es un hecho y ahora lo que hay que hacer es llevarlo lo mejor posible, como sucede con la alopecia. Ya no hay vuelta atrás. No, no la hay. El viaje a Turquía a ponerse injertos no es una solución, es un parche.

La cosa es tan seria que está en juego nada menos que la forma de ser de la gente. Porque convertirse en ourensanos podría pasar, pero imagínense que la progresión se mantiene y en 2070 Lugo pasa a tener la temperatura de Sevilla. Es imposible ser lucense, lo que se entiende por lucense, con tanto sol. El sol lleva a la alegría, a las guitarras, al rebujito... El lucense como tal marcha camino de la extinción y de nada servirá una migración hacia el norte si no se puede llevar la muralla. Así que si usted es uno de ellos disfrútelo y presuma. Puede que sea el último que es de Lugo y no lo niega.

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