Opinión

El tren de la bruja

Sergi Vidal avanza con el balón ante un rival. MEDIA CENTER ACB
photo_camera Sergi Vidal avanza con el balón ante un rival. MEDIA CENTER ACB

HABRÍA QUE preguntarle al señor Pelúdez, pero estoy por apostar que es la primera vez que las fiestas tardan en llegar doce años a la ciudad. Lo de los videomarcadores del pasado domingo en el Pazo no fue más que una gamberrada para hacer que las bombas del San Froilán estallasen para celebrar que el Breogán está otra vez de fiesta; en la ACB, donde los que saben de esto le tienen siempre una mesa reservada. Los lujos de los viejos clientes.

No a la altura de Vigo en Navidad, pero Lugo brilla desde este jueves como nadie lo hace en otoño (en verano, al sol, brilla cualquiera). Y el Breogán, como parte de Lugo que es, aprovechó la alegría que desprende la ciudad para presentarse de nuevo en la Liga ACB, esa que tanto ha tardado en volverse a ver por el Pazo, con un gran primer cuarto en la pista del Iberostar Tenerife. Por si alguien no se acordaba de la camiseta celeste, los jugadores de Natxo Lezkano se encargaron de refrescarle la memoria a base de canastas.

El conjunto lucense siguió subido a las barracas en el segundo cuarto hasta que cerca del descanso se dio cuenta de que iba montado en el tren de la bruja, que de un escobazo mandó a Alec Brown al banquillo para dar la razón a los que aseguran que lo del Breogán con las lesiones es cosa de meigas.

De niño le tenía pavor a esa bruja y mi madre, para cortarme el llanto, me decía que en realidad era un señor disfrazado. Tenía razón. Se llama Thaddus McFadden y a la vuelta del descanso se encargó de aclarar que esto no es la LEB, que esto de la Liga ACB es una fiesta, pero los sustos son mortales.

Perder siempre duele, pero la carrera solo acaba de empezar y hay muchas ganas de barracas. Que nadie apague las luces.

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