Cuando era niño no había internet. Probablemente a un millenial ése le parezca un mundo inconcebible, pero existió. Allá por el 3.000 antes de Cristo seguro que alguien comentó que cuando era niño no había ruedas. Así es la vida. Algunas generaciones tenemos la ¿suerte? de asistir al nacimiento de inventos que, en poco tiempo, se convierten en parte del mundo en el que vivimos. Los primeros pasos de internet me pillaron en la época universitaria (los de la rueda no los recuerdo). Unos estaban seguros de que supondría una revolución a todos los niveles y otros creían que se trataba de una moda pasajera. En el medio estábamos los que no teníamos ni idea de lo que se nos venía encima y por eso un día le preguntamos a un profesor qué iba a suponer eso del internet. El docente en cuestión, un devorador de libros mitad periodista, mitad sociólogo y con un don para ver la realidad que se esconde tras la que nos muestran, dijo una frase que se me grabó en el cerebro. "Internet es la expansión de la ignorancia". No nos quedó más remedio que esperar para ver si tenía razón y ahora, muchos años después, no encuentro más que motivos para aplaudirle. La última duda me la quitó Chris Wetherell, el inventor del retuit, que este lunes anunció que se arrepiente de crear ese botón que permite compartir información sin necesidad de leerla. "Es como entregarle un arma cargada a un niño de cuatro años", asegura. Chris, eso algunos ya lo sospechábamos incluso antes de que existiesen los millenials.
