Opinión

Algún día Musa se irá

Dzanan Musa y Paco Olmos, durante un partido. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Dzanan Musa y Paco Olmos, durante un partido. VICTORIA RODRÍGUEZ

Algún día Musa se irá. Lo sabemos todos. Se irá como se fue Charlie Bell, como se va el sol después de calentar el Miño unos días y como se marcha cada septiembre la chica que pasa el verano en casa de sus abuelos. Lugo no es ciudad para Musa, ni para el sol, ni para esa muchacha a la que el moreno se le apaga poco a poco tras regresar a la capital. Ese tipo de fenómenos pasan por aquí como estrellas fugaces y nosotros alzamos la cabeza para poder disfrutar de ellos conscientes de que su brillo es efímero. 

Ni Musa, ni Bell, ni el sol mismo van a cambiar más de 2.000 años de historia. Esta no es tierra de ganadores. Aquí solo triunfamos de vez en cuando; por eso nos sabe tan bien. Es el precio que tenemos que pagar por poder dar un paseo por la muralla, por estar rodeados de naturaleza, por ir andando al trabajo, por encontrarnos con amigos en los vinos y por sentirnos en casa cada vez que bajamos al Breogán. 

Algún día Musa se irá, como se fueron otros y como otros se irán. Y lo hará por una sencilla razón: porque le sobra clase. En Lugo sabemos esto desde que lo vimos con un balón entre las manos. Se irá a un equipo ganador y, si vuelve por aquí, será recibido con aplausos. Como les pasa a todos los que se marchan de aquí porque les sobra clase, que es algo que no se puede comprar con dinero. Se tiene o no se tiene.

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