A Óscar Ruggeri, cuando lo llaman desde Colombia ya sabe por qué es. Y siempre se pone de mala leche. El que fuera capitán de la selección argentina tiene claro que es para recordar un partido que se disputó el 5 de septiembre de 1993 en el estadio Monumental de Buenos Aires.
Aquel día, Colombia se impuso por 0-5 y dejó una de las manchas más profundas del fútbol argentino. Y lo que es peor, mandó al combinado albiceleste a un repechaje para poder acudir al Mundial Estados Unidos 94, a una eliminatoria a ida y vuelta nada menos que contra Australia. No ir a la Copa del Mundo sería una decepción, pero perder ante el equipo oceánico hubiese sido una catástrofe de proporciones bíblicas.
Tal fue la cosa que Argentina tuvo que recurrir a Maradona, que por entonces transitaba por una de sus múltiples retiradas, para asegurarse el billete. Al final lo logró, no sin apuros, y pudo competir en Estados Unidos... hasta que le dejaron.
El destino cita de nuevo a Argentina con Australia, un duelo que suena más al Mundial de rugby. En caso de triunfo, el cuadro de Scaloni se medirá en cuartos con el vencedor del Países Bajos-Estados Unidos. No está mal el camino. ¡Qué lejos queda ahora la derrota en la primera jornada ante Arabia Saudí!
Más tarde, en semifinales, se vería las caras con Brasil, o con España, o quién sabe. Pero lo primero para Argentina sera superar a una Australia con la que nadie contaba en la fase final; a una vieja amiga.
Otra vez, la albiceleste se encuentra ante un doble reto, pasar a cuartos y no perder ante Australia. Y los jugadores lo saben. Tiene claro que como pierdan corren el riesgo de, con el paso de los años, recibir una llamada de teléfono con un extraño prefijo.