Opinión

La tribu da la espalda

HACE UNOS días, un padre desesperado llamó para contar que su hijo de 14 años es adicto a las máquinas de apuestas que proliferan en los bares y que nadie le ha impedido el acceso a ellas. La legislación especifica que los locales de hostelería que cuenten con estos aparatos «deberán evitar el acceso de menores de edad» a los mismos. Parece lógico, aunque quizás quienes están eludiendo su responsabilidad piensen que son los padres los que deben ocuparse de controlar qué hacen sus hijos. Dice un proverbio africano que «para educar a un niño hace falta toda la tribu», pero nuestra tribu, con frecuencia, está distraída mirando para otro lado.

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