Opinión

Zaplana

QUE LA JUSTICIA no es igual para todos no necesita de más pruebas que las que a diario afloran, dimanadas desde diferentes jueces o tribunales, cuya interpretación difiere según quien aplique el Código Penal, susceptible de flexibilidades que no siempre entiende el ciudadano. Al exministro Eduardo Zaplana, que sufre una dolencia terminal, con peligro de muerte inminente, según certifican los médicos, no se le excarcela de su prisión preventiva, como por su historial clínico se aconseja. Es decir, una reclusión provisional que puede quedar incluso amortizada con una condena absolutoria en su momento. Con apoyo del fiscal, es la decisión de la juez que lleva el caso. Etarras hubo, condenados en firme por delitos de sangre, que obtuvieron la libertad  precisamente por padecer enfermedad grave, aunque la de algunos se comprobó posteriormente que no era más que un pretexto. Con independencia de que el señor Zaplana sea o no culpable, lo que deberá de determinar el tribunal que le juzgue, parece aplicársele un rasero (inhumano) diferente, que algunos intuyen por razones políticas, más que procesales. Si así fuese, no parece tolerable que se mezclen cuestiones que nunca debieran confundirse.

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