Opinión

Usar y tirar

El apoyo de Cs al Gobierno, para prolongar el estado de alarma tiene la doble lectura de lo imprevisible. Caben todas las especulaciones. Si por un lado parecería acertado que Inés Arrimadas osase romper el cerco que en su día impuso Albert Rivera, interpretado como que auxiliar a Sánchez debería redimirle de chantajes independentistas y de vascos, dando otro aire a la Legislatura, por otro, hay quien lo considera pan para hoy y hambre para mañana, una capitulación o cesión tóxica por el peligro de contaminación que segrega el presidente del Gobierno, embriagado por el engreimiento del cargo. Parece evidente que el Ejecutivo no va a desterrar a los que apoyaron su investidura, y el cándido guiño de Arrimadas terminará en la papelera. O sea, un aval efímero, de usar y tirar, con inciertas derivaciones para el partido naranja, que podrían acentuar el anterior estrago, surgido precisamente por sus vaivenes. Sánchez sabe que aunque pudiera contar con los centristas, sería insuficiente para la estabilidad necesaria, con la espantada tanto de ERC y del PNV, como ya advirtieron. Tampoco Podemos lo asumiría, salvo por razones estratégicas para mantener los privilegios alcanzados de chiripa. La decisión supone, pues, un resbaladizo desenlace, sea cual sea.

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