Opinión

Trenes y fiascos

LA DIVERTIDA crónica que Antonio Reigosa publicó el lunes en este periódico (O tren que nunca chegou: centenario dunha decepción), relatando el fiasco del ferrocarril que enlazaría Lugo con Ribadeo, por Vilalba y Mondoñedo, evidencia que los políticos de entonces (1916/1917) eran, cien años antes, tan desmañados como los de ahora, al menos en cuanto a gestionar trenes se refiere, pero más ambiciosos. Y eran también más divertidos y rugientes, más dados al jolgorio; o lo ocultaban menos. Basta ver los discursos, vítores, asambleas, adhesiones y cuchipandas montadas para festejar con la mayor solemnidad posible el augurio recibido en Madrid por la comisión que viajó para demandar el ferrocarril. Lo dieron por hecho, pusieron el carro antes que los bueyes y el malogro a la vista está. Fue un desencanto muy dolorosos, pero, eso sí, más rápido que el que late ahora con la alta velocidad. Una lástima, porque si hubiese enlace ferroviario con la costa, evitaríamos los brumosos cabreos por los cortes en la A-8. Seguro que la vía no la habrían trazado por O Padornelo, y no existiría el problema de O Fiouco. Ni los radares…...

Comentarios