Opinión

Todo se sabe

No todo es liso y llano cuando se transita por la rumbosa alfombra del poder. Nunca pueden excluirse tropezones, zancadillas y escollos varios, lo que aconseja mirar muy bien donde se pisa para ahorrarse respingos. Debieran saberlo muy bien los políticos que presumen de (falsa) dignidad. Ingenuos ellos, tropiezan una y otra vez en la misma piedra, como si sus contubernios, enredos y gatuperios no acabasen como acaban en husmeo generalizado. Habrá cambalaches que nunca asomarán el hocico de la indecencia, pero son habas contadas. Lo demás, antes o después, siempre aflora con pelos y señales. Grabaciones/documentos guardados bajo siete llaves, quiebran la confiabilidad hacia lo transparente sin empolvarse, excitando escandaleras, que aunque algunas se diluyan en el tiempo, con efectos tan ruidosos como destructivos. Para eso están los contrincantes o los del fuego amigo, los más peligrosos al trajinar desde la cocina. Nadie se salva. Por ejemplo, los podemitas entraron como un caballo en una cacharrería, dispuestos a exterminar la casta, a acrisolarlo todo. Les salió el tiro por la culata. Andan ahora estresados y cabreados taponando el tufo de sus cloacas, con el agobio de cómo espantar los impertinentes culebrones, que no dejan títere con cabeza.

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