Opinión

Todo baches

COMO muy bien lo describía y resumía Arturo Reboredo en este periódico, Lugo se hunde en baches. Se entierra ante la indiferencia, desidia e irresponsabilidad de los gobernantes, negligentes y ajenos al descalabro de la gran mayoría de las carreteras de la provincia, que las vuelve, incluso la A-6, medio intransitables y muy peligrosas para la circulación. Prefieren invertir en radares antes que reparar firmes: les es más rentable. Pero no solo las carreteras: la calles de Lugo son otra muestra patente, como denuncian a diario los vecinos, de la indolencia que define a un Concello a verlas venir. El paso del tiempo no perdona y mucho menos que no se corrijan sus efectos, lo cual conduce a un deterioro, en mucho casos irreversible, y en otros muy costoso, muchísimo más que si el mantenimiento fuese el preciso. Políticos y gobernantes siempre buscan la manera de eludir su responsabilidad y su pésima gestión, tratando de ocultarlo o enmascararlo con eufemismos por si cuela. Con los baches lo tienen crudo. Bien a la vista están. Verdad es que ya no se hacen vías de comunicación, pero si se descuida su conservación, de nada sirve abrir trazados para recreo del socavón.

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