Opinión

Televisión libre

A VER. Más que comprenderlos, hay que entenderlos. Los podemitas están que trinan. El control, anunciado y celebrado, de la televisión pública se les resiste más de lo razonable. Después de tanto tiempo esperando, toca tragar quina. Por eso desconfían de todo lo que se mueve; miran y remiran a su alrededor por si alguien les está haciendo la cama, que solo pueden ser socialistas o independentistas. Cuando Pedro dijo a Pablo, "Pablo la televisión es tuya", lo creyeron de buena fe, aun sabiendo cómo se las gasta Pedro a sus espaldas. No acaban de asimilar que la ausencia de dos diputados catalanes, y que otros dos se equivoquen sin más, votando lo que no era, sea fruto de la casualidad. Las casualidades existen, pero que algo tan justo y medido en el manejo falle, es como para que se enciendan todas las alarmas, o para pensar que la jugarreta se deba únicamente a la debilidad parlamentaria de Sánchez, que también. Ahora toca designar un administrador único, y vaya a saber cómo se resuelve, vistos los precedentes. El caso es que RTVE tiene ante sí la ocasión única de marchar desenvuelta, libre y sin que nadie la manipule. Casi siempre suele ser como mejor sale todo.

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