Opinión

Solo un soplo

No es más que un soplo de vida desfigurado por una inmensidad que se desangra en caída libre. Un rayo de esperanza engañoso e insuficiente, constatando la realidad que se torna irrecuperable e irreversible. Pero algo es algo, y no deja de ser plausible que dos municipios de la Galicia atlántica, Ames en A Coruña y Salceda de Caselas en Pontevedra, sean los únicos en los que, en 2021, fueron más los nacimientos que las defunciones, 37 en el primer caso y 13 en el segundo, en una comunidad envejecida, con más de tres décadas con saldo negativo en sus 313 ayuntamientos, salvo las excepciones citadas, con una pérdida de unos diez mil habitantes al año. Los peores datos, como no es novedoso, los anotan Ourense y Lugo. En el primer caso, en cincuenta años se perdieron 136.560 habitantes, lo que supone el 30% de la población; en el segundo, 96.750, significando el 22,93%, contrastando con el 9% que en tal período ganó A Coruña y el 20% registrado en Pontevedra, donde pesa sobre todo el área de Vigo, la ciudad con más habitantes de Galicia. Pudo haberse hecho más de lo que no se hizo, pero el desmorone es más o menos generalizado, y en solo medio siglo, 17 provincias españolas estrecharon población, certificando lo que es innegable: la España rural no recibió ni recibe los cuidados precisos para evitarlo, con este resultado.

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