Opinión

Sin banderas

EL QUE a una playa se le adjudicase bandera azul, distintivo de la UE para resaltar y certificar determinadas peculiaridades en espacios de recreo y baño, no quiere decir que sea mejor que otra que carece de la marca. Eso sí, el símbolo exige, por ejemplo, dotar al arenal de un cupo mínimo de socorristas, pero no lo garantiza, porque acatar el requisito es de incumbencia municipal. Sin ir más lejos, en los arenales de Foz (ignoro si ocurre lo mismo en otros de la costa lucenses) no ondean banderas azules (A Rapadoira, Llas...), a pesar de haber sido acreditadas para flamearla, sencillamente porque el número de socorristas acreditados para mayor seguridad de los bañistas es insuficiente. Si el gobierno municipal ya sabía o sospechaba del incumplimiento antes de la concesión, ¿por qué no renunció? Se evitaría engañar al personal. Pudiera parece que se trata del incumplimiento de un mero trámite, pero más que una formalidad es una negligencia y una irresponsabilidad del Ayuntamiento al ponerse en riesgo la seguridad de las personas que, de buena fe, suponen que están asistidas o protegidas por la exigencia que conlleva la bandera azul. Con estas cosas no se juega.

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