Opinión

Sí o no, depende

El presidente del Gobierno, por negado que sea, jamás puede recomendar que se incumplan las leyes, por razones obvias. Pero una cosa es lo sugerido y otra bien distinta es que él las incumpla o que permita (y aplauda) que otros (sus socios y amigos) las quebranten. A Sánchez le faltó tiempo para arremeter contra la presidenta de la Comunidad de Madrid (enemiga política), tras advertir que la capital de España no apagaría las luces de edificios públicos y escaparates, como insta unilateralmente el Gobierno, sin haberlo negociado. Teniendo o no teniendo razón Isabel Ayuso, no se oculta la doble vara de medir del presidente del Ejecutivo, porque, por ejemplo, cuando los independentistas catalanes se pasan por el forro el cumplimento de las sentencias que les obligan a acatar la Constitución u otras normas legales, como se exige al resto de los ciudadanos, Sánchez se calla como un muerto, o sale en defensa de los infractores, entre otras cosas porque sabe que no se andan con chiquitas y si sigue en la Moncloa es gracias a ellos. Son quienes deciden. Pero ello no autoriza, moralmente, al presidente a mirar para otro lado después de exigir a los que no son de su cuerda que acaten lo que otros, de la suya, no acatan. Es un desplante innecesario en una democracia.

Comentarios