EL dilema no tranquiliza. No se sabe muy bien si es adicionar una preocupación o sumar un avance, en este caso de la robótica, con lo cual bien podría interpretarse que la técnica y la ciencia son buenas o malas, según el uso que se haga de ellas. El hecho de que científicos del Instituto Tecnológico de Tokyo ideasen un robot capaz de decidir por su cuenta, no ha de dejarnos indiferentes. El artilugio posee la capacidad de deducir, por ejemplo, que si le piden un vaso de agua fría, deja el vaso en el que ha echado líquido para coger el hielo y añadirlo. Dicho así, podría intuirse que los humanos seremos algún día prescindibles. Hay un dato: entre 1990 y 2007, en Estados Unidos, haber incorporado un robot adicional por cada mil trabajadores envió al paro a más de tres, muy similar a lo acontecido en Europa, según la Federación Internacional de Robótica, porcentaje que, visto de esa manera, es preocupante. Claro que también hay el lado bueno, al menos para evitar el catastrofismo más irreflexivo: el Foro para la Educación Económica concluye que la tecnología creará más trabajos que los que destruye y las cifras que da aluden a 133 millones de nuevos empleos creados precisamente por la evolución científica. Así que, una de cal y otra de arena. Que es como el sí pero no.
