Opinión

Rigor contra ingenio

INGENIO es la facultad del ser humano para discurrir o inventar. Está muy supeditado a la inventiva, la chispa y la mollera de algunos escogidos. Puede ser para bien o para mal. Los adelantos e inventos no siempre se utilizan con fines provechosos, pero no por ello dejan de serlo. Ingenio especial es el que se atribuye al lucense Adolfo Montoya, pillado por la Guardia Civil a la altura de O Carqueixo desplazándose en un patinete, ahora que están tan de moda, pero de creación propia, autilizando para ello el motor y el acelerador de una desbrozadora; el depósito de combustible de una minimoto; el asiento y el manillar de una bicicleta. El bastidor era de fabricación casera. O sea, un soplo de imaginación, rudimentario y novedoso, con amplia repercusión mediática. Si se le denunció por infringir el Reglamento General de Vehículos, al no ser el artilugio habitual ni consentido en las carreteras, de momento, es porque la ley está para ser observada y los agentes cumplieron con su deber. Pero tal vez sobró rigor al aplicarse el código, faltando quizá flexibilidad y benevolencia, por lo excepcional del caso. Ya se verá como la oleada de patinetes que está al llegar serán más consentidos.

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