Opinión

Radares

 

QUE LOS RADARES sean un artilugio necesario para frenar el ímpetu de conductores que no respetan los límites de velocidad, no le les exime de la sospecha de ser también engranaje recaudatorio, con visos evidentes de certeza. Pero más grave todavía es que se descuide o manipule su uso para desplumar aún más al usuario. Según la asociación Automovilistas Europeos Asociados (AEA), la Dirección General de Tráfico lleva desde 2010, año en el que entró en vigor la nueva Ley de Tráfico, sin aplicar correctamente los márgenes de error en sus radares a la hora imponer sanciones por exceso de velocidad.

Según su estimación, en ese período cobró doscientos millones de euros más de lo debido en multas a más de un millón de afectados. De hecho, a la DGT se le condenó a devolver lo percibido por miles de multas y a restaurar los puntos deducidos. Según la Ley de Seguridad Vial, un radar que detecta un vehículo a 100 km/h o a una velocidad menor, deberá restarle cinco kilómetros si este es fijo, o siete si es móvil. En el caso de que sea a una velocidad superior a los 100 km/h, tendrá que descontarle un 5% si es estático o un 7% si es móvil. Son los llamados márgenes de error, y no siempre se cumplen.

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