Opinión

Pueblos sin votos

No se sabe muy bien si los cientos y cientos de pueblos medio despoblados (cuando no totalmente) que hay en la España profunda carecen, la gran mayoría, de alicientes (accesos y servicios mínimos imprescindibles) por estar escasamente habitados, o están desiertos precisamente por no tenerlos. Es la pescadilla que se muerde la cola. O por ambas cosas. Sus escasos vecinos se acuerdan de santa Bárbara cuando truena, y quizá creyendo que al estar en periodo electoral les resolverán los problemas, demandan con insistencia en estos últimos días las mejoras necesarias, o las mínimas para poder llegar a ellos sin que sea cabalgando en burro o en caballo. Es evidente que el Estado no puede, por razones obvias, dotarlos de autovías o carreteras de primer nivel, pero los gobernantes sí tienen la obligación de preocuparse mucho más de lo que lo hacen, que no es nada, por esta pobre gente de la ‘España vaciada’, que a la hora de tributar al fisco sí cuenta como quienes residen en las millas de oro. ¿Por qué no lo hacen? Sencillamente porque no hay votos que rascar, y al no haber votos que incidan directamente en sus objetivos, los ignoran absolutamente. Y aunque digan que no, seguirán haciéndolo.

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