Opinión

Prohibir, ¿para…?

El ser humano, por razones varias y motivos diferentes, es muy dado al incumplimiento de las normas, más si son de convivencia, casi con la misma contumacia que los que se divierten vedando quebrantamientos imposibles. Porque lo llamativo es cuando se prohíbe lo que, aun mereciendo serlo, no puede ser prohibitivo, quedando al libre albedrío y voluntad de los virtuales transgresores. En la playa, ahora que empezó julio, se pueden vetar muchas cosas, pero casi nadie hace caso. Pretenden, por ejemplo, vendernos arenales sin humo, y siguen plagados de colillas, señal de que lo que aparenta ser prohibición solo es recomendación, que pocos respetan. El Concello de Sanxenxo va más allá al aprobar una ordenanza de playas de hasta diez páginas con diferentes restricciones e impedimentos, como dejar la toalla para guardar el sitio. Se acabó lo de de bajar temprano con la sombrilla y la toalla para coger el mejor lugar de la playa, lo que parece razonable. Pero el tabú estrella, que también tiene auge en Bueu y Marín, es el referido a la proscripción de "evacuación fisiolóxica no mar ou na praia", sin que se explique, quizá por no ser factible, como va a controlarse y sancionar a los propensos a orinar en el mar sin violar su intimidad. ¿Con detectores imposibles? 

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