Opinión

Playa fluvial

Bien sea por ignorancia, nunca justificada en un entidad oficial; por si colaba sin someterse a inoportunos controles o cualquier otra omisión legal, cuesta entender que el Concello de Lugo abordase el montaje de la plataforma de baño en el Miño, para la playa fluvial, sin la seguridad de que todos y cada uno de los permisos medioambientales exigidos y necesarios estaban en regla, lo cual forzó un impertinente retraso tras la paralización por parte de Medio Ambiente, que hará difícil poder utilizarla como zona de recreo durante los meses de verano. Y por añadidura, con la discordante arremetida de la alcaldesa politizando el patinazo, al acusar a la Xunta de boicotear el proyecto, porque aunque lo creyese de buena fe, el ente autonómico no debe ni puede esquivar leyes y normas para acelerar los trabajos, pese a un informe previo de la Confederación Hidrográfica autorizando la instalación. Problemas de seguridad para los usuarios y la localización de especies en peligro de extinción, en este caso dos grandes colonias de mejillón, como traslada un informe realizado por la Consellería, propiciaron el frenazo de la instalación fluvial. Son situaciones que no deberían de darse si se siguiesen todos los pasos exigidos, con certezas irrebatibles para evitar obstáculos extemporáneos, que además de inoportunos, deterioran la imagen.

Comentarios