Opinión

¿Pinta o no pinta?

QUE José Bono haya dicho, en televisión, que Podemos "pinta muy poco en el Gobierno", y que el poder que se arroga se debe "a la importancia que ellos mismos se atribuyen en los medios de comunicación", puede deberse a una estrategia partidista o que situándose lejos de la realidad, por lo que sea, vea lo que no parece. No parece ser lo que se percibe desde fuera. Podemos se ha trazado su particular hoja de ruta y la lleva a rajatabla con la sumisa anuencia de Sánchez, comportándose, desde su posición en el Ejecutivo, como un partido de la oposición, sin que nadie le tosa. No todos sus planteamientos acaban cumpliéndose, pero la mayor parte de lo que propone acaba siendo asumido por los socialistas. Las indirectas o reprimendas (aguadas) de las ministras Calviño y Robles no son más que un paripé para hacer creer que el PSOE desprecia el populismo de Podemos, pero a los podemitas les trae sin cuidado y quien se somete a la extorsión es el presidente, de un lado porque no tiene más remedio que humillarse si quiere sobrevivir en el cargo, que es su única aspiración, y de otro porque en sus entretelas comparte el ideario (¿) de sus socios, sin considerar si es bueno o malo para el país, incluidas las "extravagancias" y "posiciones radicales" que señala Bono.

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