Opinión

Perder el tiempo

La arraigada presencia, cada día más numerosa, de gorrillas (extorsionadores) en los aparcamientos del Hula, que desazona e indigna a los automovilistas que acuden al hospital, más que un problema serio, que lo es, se ha tornado en un cachondeo y en una incapacidad del Concello para erradicar el trastorno, que por otra parte nunca tomó en serio el atajarlo debidamente. De muy poco sirve que, de pascuas en ramos, la Policía Local haga notar su (insuficiente) presencia, aunque sea en coches camuflados, y que escenifique el paripé de sancionar la contundencia y la desobediencia de los aparcacoches, porque intentar frenar con multas a insolventes es una manera más de perder el tiempo y fomentar al hazmerreír.

A los denunciados les da exactamente lo mismo, sabedores de que ninguna diligencia legal podrá disuadirlos. Por razones obvias, saben que las presumibles sanciones son agua de borrajas, y si por casualidad acaban en el juzgado, entran por una puerta y salen por otra, teniendo en cuenta la débil responsabilidad penal. Parece una broma, pero no lo es para los ciudadanos acosados, conscientes de que sus protestas son baldías. El Concello no entiende que el único remedio es la vigilancia permanente, cueste lo que cueste. Lo demás, son chorradas.

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