Opinión

Palos de ciego

CUALQUIER reforma, toda innovación que altere lo consabido, entraña un riesgo, el de que no plazca a los que se sentían cómodos con lo anterior, sin subyugarse a ningún cambio. Es lo normal. No lo es, en este caso, que algunas innovaciones promovidas por el Concello de Lugo originen un rechazo preocupante. Protestas por la reconversión del itinerario del bus urbano, al flaquear el servicio en algunas zonas; desaprobación del carril bici por los trastornos surgidos al no contemplarse efectos negativos en calles por las que transcurre, y al escaso uso de la ruta establecida. E irritación de automovilistas, discordes con la reordenación del tráfico en algunos puntos, como en aledaños de la estación de autobuses o Ramón Ferreiro, convertido, al menos de momento, en un enredo que desespera a los más impacientes e importuna a muchos otros. Debería deducirse que todos los retoques y planificaciones partieron de un estudio serio y fundado, pero vistos los primeros efectos, la sensación es que se trata, para simplificar, de ocurrencias o experimentos, de a ver qué pasa, en vez de hacerlos con gaseosa, que es lo recomendable antes de meterse en camisas de once varas. Son como palos de ciego, al tuntún, que no se traducen en conclusiones convincentes.

Comentarios