Opinión

Odio, solo eso

NO ES nuevo. El director, escenógrafo y dramaturgo catalán, alma de Els Joglars, Albert Boadella y los separatistas se repelen como el agua y el aceite. Pese a las amenazas, Boadella, mordaz y corrosivo en sus expresiones, no se muerde la lengua: "A ellos, dice sobre sus ‘amigos’, no les une la ilusión por Cataluña, sino el odio a España". No descubre nada nuevo, porque el odio está presente en todas y cada una de las exigencias soberanistas, y en el rostro demudado de muchos de los que las apoyan. Por eso que en el ficticio acuerdo entre Sánchez y Torra, sobre una propuesta política que "respete la ley", más que una pretensión es el paripé de supervivencia de ambos, conscientes de que en el fondo todo seguirá igual o peor. Si no hay voluntad segregacionista de renunciar al referéndum ni a la autodeterminación, y Sánchez aplaude con las orejas, se arrodilla y accede a no citar la Constitución, trocada por el eufemismo de ‘seguridad jurídica’, ¿qué se puede esperar de un falso diálogo que seguirá siendo un monologo de insurrectos? Sirve, eso sí, para que el presidente del Gobierno siga siéndolo y para que los independentistas continúen utilizándole de monigote.

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