Opinión

O Fiouco

Tan o más fatigoso que la incomodidad, el cabreo y el riesgo que genera O Fiouco para los usuarios de la A-8, es la empalagosa matraca de los remedios extravagantes, espectrales o virtuales, siempre en fase de estudio desde hace años, para espantar la niebla, que al parecer se resiste a que se le ahuyente con chorradas lumínicas, inverosímiles sistemas de aspiración o enrevesados túneles, abiertos por el techo donde se crearía un microclima que impida colar la desapacible viruxe del Padornelo, la que los cerebros diseñadores del trazado viario no olieron, en vez de planificar en serio otro itinerario con garantías de funcionalidad. Pero como la solución va para largo o para nunca, la proyección del disparate, consumado, alcanza más allá del tramo maldito, tal es el caso de la vieja N-634 entre Abadín y Mondoñedo, que ha de asumir el considerable tráfico rodado, en doble sentido, cuando la niebla o el viento cierran la autovía, con el natural deterioro del firme, hasta convertirlo en un trayecto escarchado de baches, muy peligroso por ser, además, un tramo plagado de curvas. El PP acaba de instar al Gobierno para que lo repare, al ser la alternativa viaria que canaliza la densa circulación desde el centro de Galicia hacia el norte, y viceversa. Ni caso, se verá.

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