Opinión

No va con ellos

CUESTA poco imaginar cual habría sido la repulsión podemita si un político de otro partido (exceptuando el de Sánchez) hiciese uso de una acusación falsa para vengarse de quien osó airear sus trapos sucios, de la gravedad de acoso sexual y laboral. Es su caso, el de Iglesias, el de la supuesta acosada y de otros miembros de la formación morada, atribuyendo ambos delitos, con toda la jeró y expresión fingida, a su ex abogado José Manuel Calvente, que se atrevió a denunciarlos por presuntas irregularidades. No les quedó más remedio que admitir la indecorosa patraña, porque las hemerotecas no mienten y los vídeos con sus delaciones están disponibles, pero ni así asumen la responsabilidad que hubiesen exigido a otros por lo mismo. No va con ellos. Un señor que miente con tanta desfachatez, consciente de la gravedad y de la afrenta que supone para el buen nombre y reputación del calumniado, no está honestamente habilitado para formar parte del Gobierno, al no ser acreedor de la confianza y la lealtad que exige el cargo. Tan cínico comportamiento representa mucho más que una ligereza; se trata de un episodio con ingredientes delictivos, que probablemente sortearán, pero eso no les exime moralmente de los cargos a que hubiese lugar. Les da igual.

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