Opinión

No es para reír

A NADIE se le oculta que Pedro Sánchez huye de Felipe González como gato escaldado, despreciando, con arrogancia, sus consejos y sugerencias, sin que ello indique que lo que diga el que fue primer presidente socialista carezca de peso o de enjundia. Sus observaciones suelen ser mazazos certeros, como ahora cuando compara el gabinete de Sánchez como el camarote de los hermanos Marx, descripción gráfica y muy certera para precisar el desarreglo. Así y todo hay diferencias insalvables de contenido. Los geniales humoristas no son, en el fondo, acreedores de que se les equipare con la gestión de unos señores abanderados de la incoherencia y de la torpeza.

El humor absurdo, seco y satírico de los Marx fructificó por su trabajo serio e inteligente, y no por la ocurrencia desdibujada, la ordinariez o el disparate. Sus frases y diálogos dejaron una huella imborrable en la historia del cine y de la cultura popular. Es como cuando, con ánimo de ridiculizar, calificamos a alguien de payaso, connotación negativa que no coincide con lo que realmente representa el oficio, avalado casi siempre por el talento y la agudeza. Eso sí, lo dicho por Felipe González se aproxima con claridad a la opinión generalizada, con camarotes o sin camarotes. Y tiene gracia, pero no para reír.

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