Opinión

Ni buses ni trenes

LOS CONTRATIEMPOS, obstáculos e inconvenientes, personales o comunes, siempre son dolorosos y más cuando no se resuelven por 'imponderables' con solución posible; y con mayor motivo cuando se advierte la tomadura de pelo como telón de fondo. Tomadura de pelo es todo lo que concierne al transporte (global) público de Lugo, cuya articulación es penosa, mírese como se mire. Penoso es todo lo que atañe a buses urbanos, con la pérdida incesante de viajeros por su disfuncionalidad, opuesta a lo que el usuario demanda. Por si fuera poco, como contribuyentes, nos va (mucho) al bolsillo. Las líneas regulares de autobuses que cubren las diferentes rutas provinciales son menos operativas que antes de ser reestructuradas, se suponía que para mejorar. Llegan a menos lugares y los horarios y frecuencias son más inoportunos que nunca. ¿Qué decir del ferrocarril? Más patético si cabe. Cada cierto tiempo, como ha sucedido estos días, se resucitan promesas caducas, que como sucede desde hace años se diluyen en artimañas que no son más que perennes estrategias de distracción, que los políticos (todos) utilizan con sutil pericia para sostener el engaño. ¡Qué país!

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