Opinión

Migajas a casa

COMO OTRAS muchas, la costumbre de llevarse a casa las sobras de los restaurantes es estadounidense, pero su implantación en Europa tarda más de lo deseado, incluso en París, donde la ‘doggy bag’, bolsa con el sobrante del menú, no pasa de ser una recomendación a los restaurantes, cuando llegó a hablarse de su entrega obligatoria a los comensales, que por otra parte son a veces los primeros en rechazar la posibilidad. Pero en Cataluña lo intentarán. Con ello se pretende reducir el desperdicio de alimentos, evitar que vayan a la basura. Si en Francia existe ese recelo, en España, mucho más. Sin embargo cada vez es más frecuente que algunos clientes osen pedir el envase para tal finalidad. ¿Razones para que persista el recelo? Según el presidente de la Federación Española de Hostelería y Restauración, la vergüenza es el principal motivo para que la gente no reclame las migajas, pues todavía hay quien asocia el hecho a que si se piden es por necesidad. Manda la actitud vergonzante, arropada por el qué dirán. Se adivina, por tanto, que es un problema de educación que se irá superando a medida que pase el tiempo y la costumbre se imponga.

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