Opinión

Meirás, ¿para...?

RECUPERADO el pazo de Meirás, salvo que el rescate se tuerza (la sentencia no es firme y fue recurrida por los Franco), ahora toca determinar (ya) qué se hará con él, porque la euforia posreintegro, cumplidos los fines políticos o sociales perseguidos, se enfriará pronto. Lo peor es que su uso se estanque, momificado como estandarte de la indiferencia; o que su incorporación al Patrimonio se diluya en desidia gubernamental. Lo más sensato, parece, será que su futuro se subordine a la Xunta, y lo más lógico, que se predestine, como propuso Núñez Feijóo, a evocar el legado de doña Emilia Pardo Bazán, su dueña primigenia; su biblioteca todavía permanece en la mansión, como así otras reminiscencias de la escritora. Cualquier cosa, menos incorporar la finca al Inventario General de Bienes y Derechos del Estado para otorgarle el destino de Las Marismillas, en Doñana; La Mareta, en Lanzarote, o Quintos de Mora, en Toledo, que aprovechan los presidentes para sus vacaciones y ocios varios, sobre todo Sánchez, quien osa además arrastrar consigo a amiguetes de infancia/juventud, con cargo al erario. Una desfachatez y una indecencia que excitaría el cabreo si se proyectase a Meirás. Aún resuena el precedente del Azor, disfrutado por González en 1985.

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