Opinión

Mareas

LAS MAREAS y otros movimientos ciudadanos tomaron corporaciones con la loable promesa, dudo que con la intención, de regenerar la democracia en los concellos. Pero las cosas, más que como empiezan son como acaban, y algunos de esos gobiernos populistas ya empiezan a tener problemas al aplicar a su capricho la democracia, su democracia totalitaria y desorganizada. No se enteraron que las minorías han de someterse a las mayorías para sacar adelante decisiones y proyectos, y no irrumpir como un elefante en una cacharrería empujado por la prepotencia. En Santiago, por ejemplo, Compostela Aberta fracasó al intentar subir el Ibi sin contar con quienes suman la mayoría, PP y PSOE, y se aprobó la rebaja del impuesto, como proponían los socialistas. El alcalde lamentó el rodillo de ambos partidos en vez de haber negociado lo que pretendía. Cambiar cosas no es hacer y deshacer al antojo de nadie si no se dispone del aval suficiente. A este paso, de no enmendarse sus trasnochadas actitudes, pronto empezarán a caer mociones de censura. Ya se verá.

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