Opinión

Lo que no se ve

EL REPORTAJE de este periódico sobre el olvido institucional que sumerge en el abandono a espacios singulares de la ciudad es un mosaico fotográfico irrebatible sobre la desidia del Concello, descuidando la estética capitalina. Se señalan algunos de ellos, como el parque Marcos Cela, Fábrica de la Luz, campos de Montirón, Ronda del Carmen, paseos del Rato y Miño..., pero son incontables los puntos en los que la dejadez y la displicencia municipal dejan su impronta. Se alcanzó esta situación, que por lo que se observa perdura, porque ninguna rotura en el mobiliario, ningún deterioro urbano se repone o se repara, con lo cual la suma de desatinos funcionales aumenta cada día, sin que el gobierno municipal se dé por aludido, y mucho menos por intentar solucionarlo. ¿Cuesta tanto disponer de una cuadrilla de operarios en tareas de desbroce? Todas estas evidencias, que nacen desde la negligencia y un inexistente control, da lugar a la desconfianza y a suposiciones, a que el ciudadano se pregunte si esta indiferencia que se produce sin ocultaciones, porque a la vista está, qué puede suceder con lo que no se ve del entramado municipal, fuera del control visual. La suspicacia es inevitable y la sospecha y el mosqueo cobran fuerza.


 

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