QUE LOS políticos españoles se muevan y se comporten solo por razones partidistas no justifica que los de Lugo sean la avanzadilla de tanto desatino e insensatez. Lo nunca visto. En la ocupación de tractores, el Concello no está ni se le espera, y la subdelegación del Gobierno sestea en posición de desconcierto y ceguera. Pide que se le guíe en su invidencia, y advierte que solo intervendrá si se producen graves desórdenes públicos, como si no fuese un desorden lo que está ocurriendo. Y todo porque Concello (socialista) y subdelegación (PP) rivalizan en la erosión mutua antes que cumplir con su deber y atender la demanda de los ciudadanos y (¡por fin!) asociaciones de comerciantes y vecinos, agazapados bajo sus paripés. Ya sucedió con la huelga de basuras. Dos meses sin recogida, y no duró hasta hoy porque los interfectos se cansaron. Los tractoristas desafían con desobedecer, y estarán hasta que se aburran. Pronto vendrán otros quejumbrosos que atranquen las puertas de la muralla para dejar la ciudad dividida en dos hasta que San Pedro baje el dedo. ¡Qué vergüenza!
