VIVIMOS EN una sociedad muy dada a cambiar leyes... para incumplirlas, convencidos de que es la solución de muchos problemas, sin pensar que el verdadero problema es no utilizar las vigentes. ¿Para qué hacer otras si tampoco se van a aplicar? Se está tramitando la nueva ley gallega del juego, cuya última normativa data de 1985, enfocada a impedir el acceso de menores a las salas de apuestas, ahora mismo convertidas en un auténtico coladero. Al parecer nadie controla nada, y por eso el 23,5% de los adolescentes/jóvenes, entre 12 y 17 años, son habituales en las apuestas de dinero. Y se constata, además, que el 70% de los menores recurren a máquinas de apuestas deportivas, y en ocho de cada diez casos no se les pide el DNI, como es preceptivo. ¿Va a resolver este descontrol la nueva ley? Si se aplicase a rajatabla, podría, pero ya verán cómo será de nuevo papel mojado, entre otras razones porque la clientela que participa a esas edades supone una masa fundamental para los negocios de apuestas, y si a la hora de aplicar sanciones se mira para otro lado, o son mínimas, por razones obvias, pocos van a vetarles. Lo mismo que pasa con la "restrictiva" ley del alcohol. ¿Cuántos se resisten a proporcionarlo a menores?
