Opinión

Kamikazes

NADIE EN su sano juicio ha de sentir otra cosa que no sea pánico si yendo por la autovía ve otro coche de frente por su mismo carril. El que percibieron, como se apuntaba, los conductores que toparon a un kamikaze en la A-6, en la divisoria A Coruña-Lugo, precisamente en la zona donde hace algunos días otro automovilista temerario o suicida ocasionó dos muertes, incluida la suya. Para lo malo casi siempre funciona el contagio o el efecto dominó, por lo que estamos ante una situación muy espinosa, y sobre todo si los protagonistas no son despistados sino trastornados que pretenden causar daño, lo cual hace imposible circular por una autovía sin miedo, el de la incertidumbre. Bien es verdad que nadie ni nada puede evitar que en cualquier momento se cuele un desquiciado o un distraído, pero si es necesario incrementar la vigilancia de la Guardia Civil de Tráfico, sobre todo por el efecto disuasorio, y mejorar el trazado y la señalización de los accesos y salidas. Muchos de ellos son mejorables, y ello si puede ser determinante entre los desorientados. Claro, y ser muy contundente con las sanciones a los infractores.

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