Opinión

Irresponsabilidad

Entre quienes claman por rebajar las restricciones de la pandemia, guiados por intereses contrapuestos (algunos de confusa factura), y los que temen por la desescalada, convencidos de que es ficticia e irreflexiva, se advierte una colisión de criterios y pareceres que solo disparan la incertidumbre y una razonable desconfianza. Se mezclan el deseo de alcanzar, por vía precipitada, la normalidad (tan añorada) y la justificada sospecha de que revocando prohibiciones solo contribuimos a que el adverso quebranto sanitario/social se prorrogue y enraíce, sin fecha de caducidad, con la vida y la salud de personas en juego. Como parachoques, desde una incómoda exigencia social, están quienes han de decidir sobre vigilancias y cauciones, no siempre coincidentes con lo que más conviene o dicta la prudencia y el sentido común, prevención que se salta a la torera el Concello de Lugo, señalando para junio, entre el 17 y el 20, el Arde Lucus, anuncio que, con independencia de lo que pueda pasar hasta entonces, no deja de ser una temeridad por el riesgo que representa para la salud pública. Ojalá fuesen tan cautos como, por ejemplo, la Presidencia de Navarra o el Ayuntamiento pamplonica, al coincidir en que es preciso cancelar los Sanfermines, en julio, y no pasa nada. Aquí sí puede pasar.

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