Opinión

Inglés molesto

UNA COSA es que el inglés sea cada vez más imprescindible como lengua de relación o de trabajo, y otra tener que soportar su incursión excesiva e innecesaria en el castellano. Por eso a veces uno acaricia un frigorífico con multi air flow y compresor inverter, sin saber lo que se le ofrece; un televisor con peak illuminator pro o una lavadora eco bubble con tecnología water perfect, con idéntico desconocimiento del indefenso cliente pez en el idioma de Shakespeare. Son tres de los ejemplos que expone Álex Grijelmo, que en el catálogo de una cadena de electrodomésticos fue incapaz de hallar una sola descripción de los productos a la venta en castellano. Será un truco de marketing, pero más que en afán de persuadir se traduce en molestia. O en un ataque frontal a la sensatez y al sentido común. Por el mismo motivo, José María Íñigo emprendió su cruzada desde ‘No es un día cualquiera’, el programa de fin de semana de Pepa Fernández, divulgando y reprobando los ejemplos más desatinados de tal irrupción en los más variopintas situaciones. Puede que para algunos sea incluso gracioso, pero no deja de una absurda incomodidad.

Comentarios