Opinión

Indecencia

COMO estrategia de supervivencia, el Gobierno daría por resuelto ahora mismo el independentismo catalán, dándole todo lo que pide. Aunque la indecencia no tenga precio, es la forma más cómoda de pagar peaje. Si bochornoso es que Borrell, que un día fingió no ser independista, quiere en la calle a los presos (la ínclita Carmen Calvo, también), más lo es que la delegada del Gobierno, pavoneando su complicidad con Torra, reclame el indulto para los aún no condenados, "si lo piden". ¡Tócate las narices! Por irrelevancia personal, pudiera parecer que el sentir de la tal Cunillera carece de valor, pero representa al Gobierno, y si el Gobierno dice amén, ¿qué más hace falta? Es, en cualquier caso, una eficaz lanzadora de globos sonda, a ver qué pasa. Pasará lo que todos sospechamos. Al ratificarse las condenas, si es que se llega al final, todos felizmente a casa, no como golpistas sino como modélicos santificados del litigio. Como héroes endiosados para seguir remando. No es deseable que a las persona se les prive de libertad, pero las cárceles están para algo y quienes las pisan son responsables de sus actos, y más en este caso, en el que ni tan siquiera asoma el arrepentimiento. Al revés.

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