Opinión

Imponer, ¿sí o no?

VACUNA OBLIGATORIA, ¿sí o no? La respuesta, y más proviniendo de gallegos, no deja lugar a dudas: depende. Depende cómo se mire o quién lo mire, pero más que una premisa que avale la muy controvertida libertad de los negacionistas, pesan demasiado los derechos profilácticos de la comunidad, por cuanto se trata de amparar una medida cautelar colectiva que, por seguridad, debería sobreponerse a cualquier otra individual. Si quienes lo rechazan suponen un peligro para el entorno, parece lógico que se establezcan mecanismos que lo disuadan. Si lo que no gusta a uno perjudica a quienes lo rodean, no tiene sentido consentir decisiones o albedríos unilaterales, por mucho que se apele a derechos inviolables. Pero existen otros frentes, como el que atañe a los trabajadores y a las decisiones que adopten los empresarios o centros laborales, que al fin y al cabo son también responsables de lo que pueda significar un pronunciamiento al respecto. Por ejemplo, habrán advertido que la presidenta del Comité Económico y Social Europeo, Christa Schweng, defiende que la empresa pueda negar trabajo a quienes no se vacunen, en contra de lo que opinan los sindicatos, y sin embargo no cree que tenga que ser obligatorio, posición que, dicho así, raya la incongruencia.

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