Opinión

Garzonada

SE ENTIENDE muy bien el monumental cabreo de hosteleros/hoteleros tras lo manifestado por el ministro de Consumo en el Congreso, al afirmar que "el turismo es un sector de bajo valor añadido, estacional y precario" cuando supone nada menos que el 12,3 % del Producto Interior Bruto (PIB), además de representar el 12% del total del empleo en España. Solo en Galicia, engloba a 130.000 empleados y abarca a más de 20.000 empresas. Alberto Garzón se coló en el ministerio gracias a una forzada carambola de investidura, atornillándose al frente de un departamento que en otras circunstancias no pasaría de dirección general, acorde con su desdibujado perfil político, encorsetado por la demagogia y la verborrea más propia de un activista en la oposición, alejado de la realidad y sin asumir la exigencia del cargo, donde la sensatez, el rigor y el conocimiento son la clave esencial, tanto más al coincidir en un momento tan delicado para una actividad considerada como uno de los motores de la economía del país. Si formase parte de un Gobierno serio y responsable, no duraría ni cinco minutos, pero como no es el caso, aun se permite reafirmarse con arrogancia en lo dicho, lo cual agita el rechazo en tan amplio entramado empresarial. Ojalá fuese la última garzonada. Difícil.

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